29 de octubre de 2010

¡Tierra a la vista!

Preocuparse puede ser una virtud o un defecto, lo único que es seguro es que es irreversible. Apenas comienzas a preocuparte por cosas como los estudios, la carrera, la reputación, la dignidad, el dinero, el respeto... perdiste. No hay vuelta atrás. No hay botón de "despreocupar". La despreocupación se vuelve un estado momentáneo donde te relajas porque tienes control sobre la situación, es decir, es cuando planificas relajarte.

Así funciona la vida de los preocupados, tienen que tener algún tipo de control sobre su existencia para no sentir que están a la deriva. Aún asi, pareciera que a las personas que no han presionado el botón de "preocupación" les va mejor, tienen más suerte y todo pareciera arreglarse en el momento justo. Intervención divina.

Conversando con una amiga el otro día estuvimos pensando si debíamos tener celos de esas personas despreocupadas. Llegué a una conclusión personal de que prefiero estar en un barco cargado de preocupaciones con un lento y difícil recorrido porque los botes a la deriva no siempre llegan a la costa.

1 comentarios:

varun_828 dijo...

that's a pretty well worded thought ... really beautiful