Vamos a ver -mediante un ejemplo- como es ese proceso de "ser" una persona, según mi mente imaginativa, paranoica y exagerada:
Después de que uno nace, le colocan un nombre que uno no puede elegir. Aparte, tienes que acostumbrarte a tu apellido, no es cómo si lo pudieras cambiar sin un tremendo papeleo, y posibles cantidades grandes de dinero a cambio. Asumamos que tienes una casa, ya se sabe donde localizarte, ahi vives y si tienes teléfono fijo, ya las personas sabrán donde llamarte. Mientras vas creciendo debes entrar en un colegio, ya eres parte de una institución. Comienza el proceso de amistad y el compañerismo en el salón de clases se transforma en grupos sociales que se van creando, ya todos saben que siempre estás sentada en aquél extremo del colegio durante el recreo, con los mismos amiguitos de siempre.
Vas creciendo, las necesidades de comunicarte con tus "amigos del recreo" aumenta, sobretodo cuando el color de la chemisse escolar es azul o beige. Entonces les pides a tus padres con locura que te compren un celular, ¡que divertido suena eso de recibir llamadas y enviar mensajes de texto!, ya tienes número propio. Pero la tecnología ha mejorado, ahora Internet es indispensable, ahora te creas un email, apto para usarlo en el MSN Messenger, un perfil en internet, entre tantas cosas, ahora puedes meter tu nombre en google, ¡y sale!.
Eres alguien.
Pero te comienza a agregar gente extraña a tu correo, preguntándote cosas que tu no deseas responder, por ello debes recurrir a negarles la admisión a tu lista de contactos. Los tiempos cambian y tus "amigos del recreo" no son tan interesantes, ni tienen tantas cosas que contarte como antes, las conversaciones se han vuelto tan monótonas que no te provoca responder los mensajes, ni las llamadas. Pero como saben donde vives, ¿cómo no? ¡si te conocen desde que eras pequeña!, se aparecen en tu casa. Tocan el timbre y al verlos por la ventana decides no hacer acto de presencia, pero el que si aparece es el bondadoso de tu vecino, aquél que te cargó cuando usabas pañales, diciendo que te vió hace 20 minutos entrar en la casa. "Sigan intentándolo, esta ahí, quizás esté en la parte de atrás", ¡que buen samaritano!. Así que al saber que estas en casa, siguen tocando el timbre y recurren a llamarte a gritos por tu nombre.
¡Kiwiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!
Conclusión: Si eso es "ser", prefiero no "ser".